Humillaciones

Cuando una persona humilla a otra por su sexualidad, apariencia, creencias, etnia, región, estatus social, físico, entre otras. Denigra y lastima la dignidad de la persona, provocando en ocasiones, situaciones delicadas con la salud emocional del menor

Consecuencias y prácticas

Las humillaciones trascienden hasta poder lastimar y debilitar su orgullo, personalidad, dignidad y amor propio, dejando vulnerable al menor para que otras personas influencien en el y puedan ejercer otros tipos de violencia.

Existen diversas formas de humillar a un menor, aquí mostraremos las más frecuentes

Humillaciones por su físico

Humillaciones por sus creencias

Humillaciones por su origen

Humillaciones por su sexualidad

Comparación con otros niños

Castigar o regañar públicamente

Humillaciones por su físico

Las humillaciones por físico son las más comunes y son practicadas por otros menores y adultos. Este tipo de humillación consiste en denigrar el físico del niño hablando de su complexión física, color de piel, estatura, algunas características que diferencien al niño del resto, entre otras. Al no controlar y erradicar esto, el menor sufrirá diferentes problemas emocionales hasta poder convertirlos en trastornos que afecta el desarrollo y su integridad psicológica

El poner "apodos" haciendo referencia a la apariencia del niño, hiere sus sentimientos y afecta su integridad. El uso o maltrato verbal por medio de humillaciones no es cuestión de brindarle fortaleza al menor o prepararlo para la vida adulta. Esas ideologías son muy retrogradas y denota la carencia de valores, educación y cultura de quien sugiera humillar al menor como una educación para hacerlo más "fuerte" ante las circunstancias.

Humillaciones por creencias

Cada persona es libre de creer y tener fe a sus creencias, no solamente hablando de religión. Al menor, se le debe de guiar en el mejor camino donde su integridad sea desarrollada de la mejor manera, impartiendo valores que reflejen y cuiden la integridad de terceros. La forma de educar tiene variaciones y muchas de ellas se deben a creencias. El menor de edad puede ser fiel a una creencia que por generaciones, familares o gusto adapte o complemente a su vida. Estas creencias deberán ser respetadas y no presentar las diferencias de esas creencias utilizando humillaciones que puedan afectar al menor

Humillaciones por su origen

Cuando hablamos de origen, hacemos referencia a la cultura, tradiciones, hábitos, estilos de vida, regiones, entre otras particularidades. El menor, se desarrollará conforme su entorno, su país, familia, cultura, educación, tradiciones y creencias, que darán personalidades al menor las cuales deberán ser respetadas y cuidadas. Gracias a las diferencias entre regiones, existe diversidad cultural y un entorno armónico que refleja nuestra sociedad como una multiplicidad inherente que deberá cuidarse, respetarse y tolerarse. El menor será la primer instancia donde se ponga en práctica esto para poder ofrecerle seguridad y amor propio por sus orígenes. Ayudarlo a trascender como persona dependerá mucho de no insultar ni humillar sus raíces.

Humillaciones por sexualidad

La sexualidad del menor deberá ser protegida de abusos y violencia, pero también de las humillaciones que podrá tener a lo largo de su vida. El tema de la sexualidad en menores esta en un debate constante por ideas conservadoras y liberales. La realidad es que el menor tiene derecho a tener una vida digna y feliz, y su sexualidad es parte de ella. El realizar humillaciones o rechazos por sus preferencias sexuales, pone en riesgo al menor de tener un rechazo a su persona y tener problemas emocionales que perjudiquen sus calidad de vida

Comparación con otros niños

El realizar comparaciones es muy común al estar educando al menor, estas prácticas no son buenas ya que baja el autoestima y su dignidad del menor, haciéndolo sentir menos, dañando sus emociones y su integridad emocional. El menor se puede sentir subestimado y no querido al estarlo comparando con sus hermanos, amigos, conocidos o cualquier persona, por consiguiente, desplazará sus emociones a un estado vulnerable que llenará con sentimientos negativos provocando estrés, problemas en su conducta, ansiedad y depresión

Castigos o regaños públicos

En ocasiones el uso de una disciplina estricta es correcta sin llegar a la violencia. El humillar al menor ejerciendo violencia de forma pública puede sañar su dignidad y puede sentir vergüenza. Al aplicar la violencia como forma de educar no es correcta y menos realizarlo público, donde el menor pueda sentirse vulnerable y pueda sufrir humillaciones después

Soluciones, apoyos y consultas.

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